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Considera que necesitas fuerza de voluntad.
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Procura estudiar en un lugar cómodo y apropiado, con la iluminación y temperatura adecuadas, sin ruidos ni distracciones.
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Toma apuntes en clase, durante las explicaciones.
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Pregunta al profesor siempre que te quede alguna duda.
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En los exámenes, piensa antes de escribir en los puntos sobre los que vas a tratar.
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Repasa los exámenes, antes de entregarlos.
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Planifica tu propio horario de estudio.
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Distribuye el tiempo de estudio de forma que todas las asignaturas quepan en él.
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Procura estudiar con el mismo interés también las asignaturas que te son antipáticas.
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No dejes para última hora la preparación de las asignaturas.
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Rendirías más y mejorarían tus calificaciones si adoptases una forma más efectiva de organizarte.
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Antes de sentarte a estudiar prepara todo aquello que preveas que vas a necesitar.
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Lee abarcando párrafos y no palabra a palabra. Procura buscar el sentido del texto.
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Procura mejorar tu calidad y velocidad de lectura.
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Si lo consideras necesario, haz prácticas diarias de lectura en voz alta. Escúchate.
RECOMENDACIONES SOBRE HÁBITOS DE ESTUDIO
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Elabora tu horario personal dependiendo de las horas que normalmente dedicas a estudiar realmente, no te impongas un horario tan ambicioso que no seas capaz de cumplirlo.
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Piensa cuáles son las horas del día en las que más rindes y, a partir de ahí, confecciona tu horario.
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Será recomendable que dediques más tiempo de estudio a las asignaturas en las que vas peor o que no se te dan bien.
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Con una buena organización del estudio tendrás tiempo para todo: descansar, escuchar música, hablar con padres y hermanos, ver la televisión, hacer deporte, etc.

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El horario has de hacerlo por escrito y dejarlo siempre en un lugar visible para ti, como por ejemplo en la carpeta o en la pared de tu cuarto de estudio.
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En épocas de exámenes podrás modificarlo. Tu horario debe ser flexible.
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la organización ideal se establece por asignaturas; por ejemplo: de 5,00 a 5,45 estudio matemáticas, de 6,00 a 6,45, lenguaje,...
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Entre un área y otra es recomendable un descanso de cinco a quince minutos, descanso en el que harás cualquier cosa menos estudiar: escuchar un par de canciones, merendar, hablar con tus padres, ver televisión o simplemente, relajarte.
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No pongas seguidas asignaturas demasiado parecidas, como lenguaje seguido de inglés: con ello conseguirías cansarte más.
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El fin de semana lo puedes aprovechar para repasar todo lo visto durante la semana y, por tanto, afianzar todo lo estudiado.